jueves, 20 de abril de 2017

Hoy, los ángeles caerán sobre Zaragoza


Organizado por la librería Mono de tres cabezas (Av. Valencia, 24) y Ateneo Jaqués, esta tarde a las 19 horas, tendré el placer de presentar en Zaragoza, la fantástica novela "El séptimo ángel: crónicas arcangélicas" con su autor, Israel Gutiérrez Collado y la colaboración, a distancia, de Raúl Herrero. Si algún blogger me lee desde Zaragoza, haga el favor de acercarse aunque nada más sea para honrar la memoria de los ángeles, caídos o celestiales. Para más info: http://www.ateneojaques.com/2017/04/presentacion-de-el-septimo-angel.html

viernes, 14 de abril de 2017

Joaquin Carbonell, música y literatura

Joaquín Carbonell presentó "El carbón y la rosa" en el Centro Cívico Universidad de Zaragoza el pasado 9 de marzo. Fotografía del concierto, por Daniel Beltrán Novials.

El pasado 9 de marzo asistíamos en el Centro Cívico Universidad (Zaragoza) a la presentación en directo del nuevo álbum de Joaquín Carbonell, "El carbón y la rosa", bello y potente título heredado de la poeta Concha Méndez, perteneciente a la Generación del 27, opacada por la masculinidad imperante y miembro de las llamadas "sin sombrero", escritoras de la época que mostraron su rebeldía ante la sociedad despojándose de aquella prenda imprescindible para toda "mujer de bien" en la España pre y post-bélica.  El cantautor turolense (allocino) ofreció un recital memorable cantando diez de las doce canciones del nuevo disco, con una ejecución perfecta y un sonido pulcro, marca de la casa, especialmente, en este último trabajo que algunos ya señalan como el mejor de su dilatada cerrera, o al menos comparable a aquel primer "Con la ayuda de todos". Carbonell estuvo acompañado en el escenario por José Luis Arrazola (guitarra), Coco Balasch (contrabajo) Richi Martínez (teclados), Roberto Artigas "GranBob" (percusiones) y Kalina Fernández (violín) y además del nuevo disco, sonaron temas clásicos como "Pascual", "Canción para Dimitris" (de nuevo, uno de los momentos más emotivos del concierto) o "Me gustaría darte el mar" y algunas sorpresas en clave de homenaje, como el tributo a Leonard Cohen, con una versión en español de "Dance me to the end of love", un recuerdo a Luis Eduardo Aute o, por supuesto, al siempre presente José Antonio Labordeta.
Momento del concierto
Pero no solo hablaremos de música, como ya podemos intuir por el título de esta entrada. Porque en los últimos tiempos, la faceta de Joaquín Carbonell como escritor también ha dado su fruto más redondo con la fantástica novela "Un tango para Federico" (Voces del mercado 2016) cuyo atrayente punto de partida es el fugaz encuentro que vivieron Federico García Lorca y Carlos Gardel en Buenos Aires. Los dos astros coincidieron en la calle Corrientes, a la salida del Teatro Smart. Se sabe que tomaron unas copas en un próximo cafetín y que, acto seguido, acompañados por el constante séquito gardeliano y algunos amigos del poeta, acabaron en la casa del morocho del abasto, Lorca al piano, cantando unas coplas y Carlitos, a lo suyo, dedicando unos tangos al granadino. A pesar de que en aquella congregación nocturna se encontraban presentes varios periodistas, nadie desveló lo ocurrido en la casa, más allá de los nimios datos que aquí hemos revelado. Más aún. Pasados unos días de aquel encuentro, Gardel atendió a la prensa barcelonesa en un corto desembarco rumbo a París. Nada reveló sobre aquel encuentro con el que, entonces, era el mayor dramaturgo español. Lorca actuó de manera idéntica. Para ambos, la muerte (Gardel en 1935 y Lorca en 1936) selló aquel pacto de silencio. Joaquin Carbonell, en su novela, otorga una explicación al misterio y cuenta los hechos ocurridos aquella noche en casa de Gardel de manera verosímil y perfectamente factible. Además, la novela nos presenta la historia de Pedro Sariñena, un joven periodista que, en los años ochenta, debe investigar los pasos de Lorca en Argentina para elaborar un documental. El encuentro del poeta con el cantante y actor argentino le resulta tan atractivo y deslumbrante que, dejándolo todo, se dispone a investigar todos los entresijos de aquella noche en la que Buenos Aires fue testigo de un encuentro estelar. "Un tango para Federico" está cuajada de interesantes personajes ficticios contaminados por la vida y otros reales, como Jorge Luis Borges, Pablo Neruda, Pablo Suero, Enrique Amorim o los propios Lorca y Gardel. Además, el nudo de su argumento representa una buena oportunidad para establecer comparaciones entre la España franquista y la dictadura de Videla en Argentina, así como el contrapunto con la libertad, representada por la España republicana, en un final que culmina en la tierra donde reside las raíces de este periodista, Pedro Sariñena: Jaca. Precisamente estuvo en Jaca Federico García Lorca, con su compañía teatral "La Barraca", unos meses antes de partir para su viaje hacia Sudamérica. "La barraca" representó en Canfranc y en Ayerbe
Joaquín Carbonell antes de comenzar la presentación de "Un tango para Federico" en la Biblioteca Municipal de Jaca 
Carbonell firmando ejemplares de "Un tango para Federico" en Hecho (Huesca)

También Carbonell, como su protagonista Pedro Sariñena, partió de un documental sobre Garcia Lorca que la crisis económica truncó. Pero a cambio nació esta extraordinaria novela, "Un tango para Federico" que, recientemente, presentó en Argentina y Uruguay experiencia que contó el pasado 31 de marzo, invitado por el Ateneo Jaqués en el Casino de Jaca, impartiendo la charla "Lorca en Sudamérica". Al día siguiente, 1 de abril, presentaba "Un tango para Federico" en Oloron Sainte-Marie (Francia) y ofrecía también un breve concierto para dar a conocer su disco "El carbón y la rosa" 
Presentación de libro y disco en la Médiathèque des Gaves de Oloron Sainte-Marie
Como vemos, una actividad extraordinaria la de Joaquín Carbonell, tanto en el plano musical como literario. Tampoco disminuyó su actividad con el grupo "Los 3 Norteamericanos" (trío formado junto a David Giménez y Roberto Artigas "Gran Bob") que también presentó disco en verano de 2016 Pero para finalizar esta entrada regresaremos al comienzo, de nuevo sobre "El carbón y la rosa", un álbum brillante donde cada canción es una pieza imprescindible de un engranaje que resulta fantástico. En este, su último trabajo discográfico (desde 2008 no había vuelto en solitario al estudio de grabación), Carbonell muestra su amplísimo "mapa de carreteras emocionales" (como lo definió Matías Uribe aquí ), su completo paisaje musical donde expone todas las influencias que han nutrido su estilo personal en lo que resulta una gran variedad de registros que viajan del blues al bolero, pasando, por el rock and roll doo-wop del más puro estilo oldie o la rumba. Desmenuzaremos, uno a uno, los doce temas del álbum:

Abriendo el disco encontramos una canción que nació para single, una de esas que ya parecen un éxito antes de nacer: "Género chico", que, vestida de fracaso sentimental, en realidad, puede suponer toda una declaración de humildad ante el mundo salvaje que nos consume, una constante a lo largo del disco. Versos como "soy un vulgar ladrón de bombillas", "buscando un brazo amigo entre la basura" o "mi paraíso es un desengaño" resultan más que reveladores. La melodía, muy pegadiza, camina respirando herencias de temas oldies. Continúa a esta la balada "Acuérdate de mi", una canción de desamor con ecos de Brassens que se desarrolla sobre un inequívoco ambiente contaminado de desesperanza, un "total abandono" que parece afectar a algún plano más que el sentimental: "será como un desahucio, será como un suicidio" nos asegura el autor en la primera estrofa y refuerza, posteriormente, "mientras alguien se besa, un niño va a la guerra". "No me olvides princesa, cuando esto se derrumbe" es el broche del estribillo donde queda perfectamente claro que "esto" que se derrumba no es tan solo una relación. "De Teruel nos cualquiera" es la primera canción que conocimos de este disco ya que fue compuesta en el año 2014 Recuerdo ahora, durante la presentación de "El artista" en Jaca, que Carbonell prácticamente estrenaba allí esta canción que, como hemos dicho ya con "Genero chico", parecía nacer siendo ya un éxito. Se trata de un tema de carretera con fuerte aroma country reforzado en la versión del disco por la armónica de Gran Bob o  el banjo. La letra, potente, una de las más bellas del disco ("Cuando abrí los ojos me inundó un asombro mineral"/"El mudéjar no es una decoración. Hay estrellas para comprar"/"Si las calles muerden al pasear" o el propio estribillo "La noche brilla más que el sol donde tú eres el timonel") conforma el mejor himno "no oficial" para la tierra de Teruel, ávida de canciones como esta, donde perfectamente queda plasmada su esencia. En varias ocasiones ha reconocido Carbonell su conexión con la rumba catalana recordando la música de Peret que solía escuchar constntemente en la radio y es que nunca es tarde para incluirla en el repertorio. Es el caso de "Nada será lo mismo": "Es tan suave, tu boca en retirada. Es tan bella tu mano, camarada". De nuevo, una letra potente desde una leve amargura parece siempre presente, contrastando aquí con el tono festivo de la rumba: "Es amargo el otoño en primavera, unos hombres quemaron mi cabaña"/"Es el tiempo del lobo y su cintura". La quinta canción del disco merecería un capítulo entero, dentro del libro que nos hable de este trabajo. Ácido pero romántico bolero con letra del poeta zaragozano Juan Leyva, muy zaragozana ("Llámame y nos daremos una vuelta en tranvía desde Pablo Neruda hasta Mago de Oz" -calles que acogen la primera y última parada del tranvía n la ciudad del cierzo) y muy adecuada para un bolero. Titulada "Llámame", como todo bolero que se precie, invita a la danza lenta, cuerpo a cuerpo. Más que destacable resulta aquí la guitarra de José Luis Arrazola, "a lo Santana". Continúa el canto a lo cotidiano, con la marchosa "Baja la vida" , en la que Carbonell, con ritmos que nos remiten a Cabo Verde, hace referencia, desde el vacío, a la situación actual "Baja la vida, sube el pan", con un estribillo muy acertado y pegadizo. La séptima es un gran blues con ecos de rock y guiño sabinero incluido "A tu madre no le gusta que te cante 'Peor para el sol' ". "A tu madre no le gusta" es deliciosamente macarra y atrevidamente gamberra: "A tu madre no le gusta que te escriba sonetos, prefiere aquellos ripios de aquellos mamotretos"/"Si quieres un seguro, nena, no busques un artista", de nuevo con un espléndido Arrazola a la guitarra. Y después de la explosión del rock y del blues, nos relajamos con una delicatessen titulada "Dónde estabas tú", de nuevo, rematada con una espléndida letra de Juan Leyva. Canción especialmente apropiada para la carretera, con algún eco country, que brilla especialmente en su estribillo "¿Dónde estabas tú cuando un beso era brindar por tu salud? ¿Cuando el sol no amanecía y morirse era virtud? pero ¿dónde dónde estabas tú?...cuando ardían los periódicos al sur...".  En el noveno tema del disco todo se detiene. Y es que estamos ante una canción que merece un alto en el camino. Una árida crónica periodística, musicalizada, donde un niño pone voz a la España republicana ("Una cruz sin reproches"/"Un maestro con sueños"/"Unos niños cantando sin mirar hacia el sol") después, al estruendo de las bombas ("El invierno ha llegado, ha llegado a Madrid"), para pasar, posteriormente, a ser un niño de la posguerra ("La memoria es oscura"/"Una madre que es padre"). Y decimos crónica porque parece la mirada del periodista que también es Carbonell, sin tomar partido, pero reflejando el inminente dolor, de golpe el vacío, la ruptura definitiva que supuso un conflicto entre hermanos. Evocadora, "La maceta de arroz" fue, en el directo del 9 de marzo, uno de los momentos más emotivos del recital. Una letra brillante, que evoluciona hacia las tres partes ya referidas anteriormente, cuenta con una influencia kafkiana: "Escríbeme a la guerra después de nadar. Me gusta que tus cartas sepan a mar", recordando la anotación de Kafka: "Hoy Alemania ha declarado la guerra a Rusia. Por la tarde me fui a nadar". Esta mirada periodística se repite en la canción número 10 sobe un drama cotidiano y concretamente real, de nuestra actualidad. El ritmo, de inconfundible influencia oldie (años cincuenta/sesenta), contrasta con la crudeza de una letra que cuenta el desahucio donde una adolescente ve truncada su vida, ve cómo desaparece el suelo bajo sus pies, arrojada su familia a la calle: "La tele repite que hay que cumplir la ley". Es "Juana tiene frío" que, basada en un drama familiar real, plasma a la perfección la injusticia de la que es víctima nuestra sociedad, a manos de los depredadores que siguen ocupando la cúspide de esta cadena fratricida. Nunca pasará de moda el vals con ecos de ranchera, afirmó Carbonell durante el concierto del día 9 y bajo esta premisa nace una de las mejores y más festivas canciones del disco: "El beso de un okupa". "Lo más valiente ahora es ser poeta para decir te quiero sin avales". Con estos versos comienza una letra que invita a ser coreada. Y su estribillo ("Soy tu abre coches, ministro vagabundo y dejaré que me mires con lupa, que 24 caricias por segundo es más o menos el beso de un okupa...Aún tengo fuerzas para sacarle arena a tanta playa") es de los que dejan huella. Esta canción fue interpretada recientemente en el Casino de Jaca y en la Médiathèque de Oloron Sainte-Marie. Y llegamos al final de "El carbón y la rosa" con un cierre por todo lo alto que resulta un divertimento delicioso: "Vivir es una errata", un recuerdo al grupo formado junto a Gran Bob y David Giménez, "Los 3 Norteamericanos", un rock and roll doo-wop , muy bailable y digno de ser compuesto en los años sesenta que, además atesora una letra llena de encanto: "Deja que piense en ti esta mañana, este calor ha sido inspirador. Buñuel nos mira junto a Viridiana, las flores se marchitan con dolor", dice uno de los versos, segunda referencia a Luis Buñuel (la anterior en "De Teruel no es cualquiera").
El pasado 31 de marzo en el Casino de Jaca, Carbonell interpretando "El beso de un okupa"
Joaquin Carbonell junto a Lucía Pons, presentando "Un tango para Federico" en Villanúa (Huesca)
A los visitantes blogueros que hayan llegado hasta el final de este artículo no puedo más que recomendar encarecidamente la lectura de la novela "Un tango para Federico" y por supuesto, a mis amigos melómanos, no dejen de escuchar "El carbón y la rosa". Si sois consumidores de Spotify, lo encontraréis aquí. Y ahora les dejamos con "De Teruel no es cualquiera" (aquí en el Festival Barnasants de 2015)  en un versión algo más calmada que en el disco:

miércoles, 5 de abril de 2017

Poemia


Hacía mucho tiempo que no arrojaba versos al universo bloguero pero la ocasión lo merece pues hoy, cinco de abril,  a las 20:30 y gracias a mis amigos poetas Adrián Flor y José Gabarre, estaré de nuevo leyendo algunos poemas en Zaragoza, en La Bóveda (C/ Predicadores, 70), junto a mi buen amigo y compañero del Ateneo JaquésJavier Castán y Ángel Andués, Juan Carlos González y Jaime Montañés. Este poema pertenece a un nuevo proyecto que espero poder realizar alguna vez. Está dedicado al poeta, traductor, ensayista y crítico Ángel Crespo del que prefiero su etapa postista.


Soneto sin rima y con pan


A la memoria de Ángel Crespo


Cuando no ceja la teja ni arquea
la ceja y crispa la luna la reja
si el mar encrespa la ola y el bar
resguarda la hora encrespada, la oda

a los tristes y crispados tejados,
yo encrespo la chispa insólita;
y escribo para ti, Ángel Crespo,
constantes desiertos de viento y pan.

Catenarias desoladas de polvo
donde anidan cigüeñas centenarias,
plegarias de perlas en su boca,

de objetos en los mapas, de laurel,
de grapas, burdel y bibliotecarias:
tus varias candelarias de anaquel.


Ángel Crespo, poeta postista.